Cultura

Libro recopila cuentos, poemas y archivos históricos sobre la Guerra Civil Española

La periodista Diana Fernández Irusta desentraña los efectos que tuvo esa guerra civil en Argentina, país que se benefició por la llegada de cientos de refugiados republicanos. Lo editó Paidós.

La dimensión pasional prevalece en el registro elegido por la periodista Diana Fernández Irusta para plantear los alcances de “Todo lo que necesitas saber sobre la Guerra Civil Española”, un volumen que pone en diálogo archivos históricos con poemas, cuentos y novelas para mostrar la densidad de uno de los períodos más ominosos de la historia universal, cuando se cumplen 80 años de su estallido.

Lejos del abordaje enciclopédico, Fernández Irusta descompone la génesis y evolución del hito sangriento que perpetuó a Francisco Franco en el poder durante cuatro décadas a partir de una mirada que apuesta al cruce del registro histórico -riguroso y taxativo- con las relecturas que desde la ficción ha producido el cine, el arte y la literatura.

“Todo lo que necesitás saber sobre la Guerra Civil Española”, perteneciente a la colección de divulgación de Paidós, describe a través de 17 capítulos la antesala social y cultural que prefiguró el enfrentamiento iniciado el 18 de julio de 1936 y luego la larga dictadura franquista que dejó sus marcas en España, pero también en territorio argentino donde se exiliaron miles de sobrevivientes.

Uno de los desterrados fue el abuelo de Fernández Irusta, que justamente ganó en 2011 del premio Rey de España por “Aún testigos”, con un artículo sobre refugiados republicanos radicados en la Argentina. El contrapunto entre esos relatos biográficos que escuchó durante su infancia y su investigación en distintos archivos históricos, además de las perspectivas aportadas por el arte y la literatura, componen un mosaico emotivo que privilegia el testimonio y no abusa de las estadísticas.

Uno de los tramos más descarnados del libro es el que narra el bombardeo de los aviones franquistas sobre la ciudad de Getafe, en especial lo que ocurrió cuando uno de los proyectiles impactó sobre una escuela dejando “una alfombra de niños muertos”, según los testimonios que recupera la periodista.

El horror se replica en el capítulo dedicado a otro bombardeo, el de Guernica, que el malagueño Pablo Picasso retrató después en una de sus obras más emblemáticas.

Fernández Irusta recorre con pulso ágil los pliegues más conocidos del conflicto y se detiene en los cruces sangrientos que durante la guerra civil enfrentaron al bando republicano entre sí, en la complejidad de la discusión ideológica de la época, y en la internacionalización del conflicto que hizo que algunos historiadores lo llamaran “guerra mundial en miniatura”, por el rol protagónico que tuvieron, desde la acción, la Alemania nazi, la Italia de Mussolini y la URSS de Stalin.

-¿Cuáles son las distorsiones u omisiones que circulan en torno a la guerra civil española?

-En la Argentina, al menos, creo que hay detalles vinculados con la II República y con la guerra civil que no se conocen demasiado: desde algunas experiencias políticas muy novedosas para la época (la regulación del aborto, la asunción de la primera mujer ministra en España, las campañas alfabetizadoras realizadas en pleno frente de batalla) hasta la triste historia de los campos de concentración donde Francia ubicó a los refugiados españoles. Creo que tampoco son conocidas las evacuaciones oficiales de niños que dispuso el gobierno republicano: para preservarlos de la devastación de los bombardeos aéreos, muchos chicos hijos de familias republicanas fueron enviados a la URSS y otros países europeos. La idea era traerlos de regreso cuando el conflicto terminara pero lo terrible fue que en 1939, apenas terminada la guerra española, estalló la Segunda Guerra Mundial, y la mayoría de esos niños quedaron varados lejos de sus hogares, bajo nuevas bombas, en otra guerra.

-No hay episodio relacionado con el conflicto que no esté atravesado por la dimensión épica. ¿Cuánto de este tratamiento es fruto de una resignificación epocal que le otorga al período estas características?

-El principal desafío que genera esta dimensión épica es que obliga al permanente ejercicio de tomar distancia para ver los claroscuros de unos y otros. En especial en lo que hace al bando republicano, hay cierta predisposición a verlo como el bando donde sólo había poetas, humanistas, políticos puros y bienintencionados. Para la mayoría de nosotros, la República es Hernández, Machado, García Lorca. Pero lo cierto es que, como en todo lo humano, a poco que indagás encontrás miles de matices. De hecho, tanto en el bando de los republicanos como en el de los sublevados se produjeron desmanes, abusos y todo tipo de arbitrariedades.

-¿Qué efecto tuvo la guerra civil española sobre la Argentina? ¿Por qué el gobierno argentino de entonces no tuvo una actitud más hospitalaria con los refugiados españoles?

-El bando derrotado en la guerra, el republicano, incluía un amplísimo arco político-ideológico: desde conservadores o liberales hasta socialistas moderados, socialistas revolucionarios, comunistas pro Stalin, comunistas anti Stalin, anarquistas. Además, la gran mayoría del bando republicano sostenía un discurso fuertemente anticlerical. En la Argentina había un gobierno conservador, a quien no le simpatizaban demasiado esos “rojos” españoles. A los únicos refugiados a los que no se les puso demasiados obstáculos fue a los vascos; porque los vascos, por más republicanos y antifranquistas que fueran, eran fervorosos católicos.

-Hace unas semanas se publicó un artículo en un periódico español donde se sostiene que la censura franquista retrasó unos 15 años la llegada a España de algunos autores del boom latinoamericano como Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Juan Rulfo ¿Qué tan perjudicial fue este retraso para la cultura argentina?

-Más que perjudicarse, la Argentina (como también le pasó a México) se benefició con la llegada de españoles republicanos cultos, muy ligados al mundo de las letras, las artes plásticas, la edición y la academia, que enriquecieron la vida cultural e impulsaron el mercado editorial. La censura franquista impedía la llegada del boom, pero también impedía la publicación de infinidad de libros que, en vez de ser publicados por editoriales españolas, eran publicados por editoriales argentinas.

-En el libro trazás un paralelo entre el atentado sobre la escuela de Getafe y las imágenes del niño Aylan Kurdi que apareció ahogado en las costas de Turquía ¿Cuál es el efecto de esas imágenes sobre la interpretación de un conflicto?

-Fue tremendo trabajar en este libro, leer y ver imágenes de la Retirada republicana, y al mismo tiempo ver en los noticieros imágenes de los refugiados sirios. Yo asocié lo de Aylan Kurdi con lo de Getafe porque en ambos casos pasó lo mismo: lo intolerable de la imagen sacudió a la opinión pública; de golpe, todo el mundo tomó contacto con el horror. Lo terrible es que luego de Getafe, por más que la opinión pública mundial comenzara a mirar con otros ojos lo que ocurría en España, siguieron los bombardeos sobre ciudades republicanas y luego vino la Segunda Guerra, que multiplicó la apuesta en términos de matanzas, ciudades destruidas, poblaciones desplazadas, sufrimiento de la población civil. A veces cuesta ser optimista.

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